domingo, 15 de noviembre de 2009

EL DUELO JUDIO


Al terminar los servicios del funeral comienza el primer periodo de duelo llamado "shivá", que literalmente significa "siete". Durante una semana los dolientes directos -padre, madre, hermanos, hermanas, hijos y cónyuge- permanecen en el hogar de la persona fallecida, porque se cree que su alma no abandona el hogar durante siete días, y por tanto, las oraciones que se recitan sirven de consolación a su triste espíritu.
En la shivá, los deudos deben sentarse en banquillos más bajos de la altura normal, en señal de luto. No pueden cortarse el cabello ni afeitarse y deben evitar toda actividad que les proporcione placer. Además no deben trabajar, aunque se exceptúan determinados casos.



Durante los siete días de la shivá también se realizan servicios religiosos en honor del fallecido. Tres veces al día se recita el "kadish", oración distintiva del duelo judío. El kadish, escrito en arameo -idioma de las masas en tiempos talmúdicos- es una doxología, es decir, una oración de alabanza que no contiene referencias directas a la muerte. Es una afirmación de la fe en la sabiduría de los decretos divinos, una declaración de la grandeza del Todopoderoso. Además, es uno de los pocos rezos del judaísmo que se debe realizar con la presencia obligatoria de un quórum de por lo menos diez adultos, ya que el doliente siempre debe estar acompañado en su pena.



Los deudos deben desgarrar una prenda de vestir como signo tradicional de dolor y luto. La prenda desgarrada debe usarse durante toda la semana de duelo. La vestimenta debe desgarrarse por el lado izquierdo cuando se trata del fallecimiento de los padres, porque es el lugar más cercano al corazón. Con los demás familiares, se rasga por el lado derecho. El doliente debe pronunciar la siguiente bendición en el momento en que le desgarran la ropa: "Bendito eres tú, Señor nuestro Dios, Rey del Mundo, Juez Verdadero", como testimonio de que no culpa al Todopoderoso por su pérdida y que acepta el juicio divino.



Es costumbre que en las casas que están de luto se cubran los espejos, ya que éstos se asocian con la vanidad y durante el duelo no es apropiado preocuparse por la apariencia personal. Esto también es la expresión de que en su dolor el hombre continúa creyendo en Dios y no quiere que su tristeza se refleje en el espejo.
Durante los siete días de duelo se encienden velas para ayudar al alma en su viaje al cielo, ya que en la tradición judía las velas son símbolo del cuerpo y del alma, y la flama constituye el espíritu que se eleva hacia Dios.



En la semana de la shivá los familiares y amigos acostumbran realizar visitas de condolencia para consolar a los deudos en este periodo inicial de depresión y tristeza. Generalmente llevan las comidas, porque en su dolor los deudos no pueden preocuparse por otras cosas. De este modo cumplen con la obligación que tiene todo judío de dar auxilio emocional, mental y espiritual a las personas que están de luto.



Al terminar la shivá se inicia el segundo periodo de duelo llamado "shloshim" que significa "treinta" y que se extiende hasta el trigésimo día después del entierro. Durante este lapso se prohibe a los deudos cortarse el cabello o afeitarse, además de que no deben asistir a fiestas. El duelo se termina con esta etapa, excepto cuando se trata del fallecimiento del padre o la madre. El último periodo de luto se extiende hasta que se
cumplen once meses a partir del fallecimiento. Durante este año, los hijos deben asistir diariamente a la sinagoga a recitar el kadish. Después del primer año, se acostumbra conmemorar el aniversario anualmente con el encendido de velas o veladoras y un servicio religioso.



Una antigua costumbre entre los judíos es la de erigir una lápida en la tumba como un acto de reverencia a la persona fallecida, de modo que no sea olvidada y que su lugar de descanso definitivo no sea profanado. La práctica data de la época de los patriarcas; "Y Jacob erigió un monumento sobre la sepultura, el cual es el monumento de la sepultura de Rahel hasta el día de hoy". (Génesis 35:20).



Según las costumbres de las distintas comunidades se acostumbra erigir la lápida entre los 30 días y los 11 meses después del entierro, en parte porque los muertos son recordados diariamente por los dolientes al recitar el kadish. El descubrimiento de la lápida se acompaña frecuentemente de un servicio y ritual especiales.



Por el respeto que el judío tiene hacia la muerte, el suicidio es considerado una seria ofensa contra Dios y el hombre. El mundo fue creado en beneficio de cada individuo por lo que aquel que destruye una sola alma es como si hubiera aniquilado al mundo entero. Además, la vida es un don otorgado por Dios y como tal sólo. El tiene derecho a disponer de ésta. De acuerdo con las leyes judías, el suicida es sepultado separadamente en los límites del cementerio. No es menester rasgar las vestiduras, guardar luto o pronunciar apologías en recuerdo de un suicida. Sin embargo, la legislación se muestra flexible ya que no se cataloga a todos los suicidas por igual. Se debe evaluar si el individuo se encontraba en plena posesión de sus facultades mentales o si actuó por impulso, bajo los efectos de una fuerte presión mental o dolor físico.



La muerte está fuera del control del hombre, y a pesar de lo intenso de la pérdida, el judío tiene prohibido prolongar el periodo de luto, más allá de lo que estipula la ley.
Según la tradición judía, el hombre debe aceptar los designios divinos y recordar que la vida no es sólo una lucha vacía o un sueño que termina con la muerte.



La vida es sagrada y no debe emplearse únicamente en la consecución de bienes materiales, porque al morir, perduran los hechos, las buenas acciones y un nombre honorable.

3 comentarios:

  1. HOLA GUILLE:
    LA VERDAD QUE HAN SIDO EXCELENTES TUS TRES ENTREGAS SOBRE LA MUERTE,RITUALES Y DUELO.
    APRENDÍ MUCHO Y TENGO QUE RELEERLOS OBVIAMENTE.TAMBIÉN ME DI CUENTA DE LO POCO QUE SE
    ACERCA DEL JUDAISMO.PERO ESO NO ES MALO, SIEMPRE SE PUEDE APRENDER, COMO EN ESTE CASO.
    CLAUDIO

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  2. Guille, como tu sabes, hace muy poco segui al pie de la letra todas esas costumbres o leyes, por la muerte de mi amigo y mentor, Jack Bandayan,que D'lo tenga con el.
    Lo que me llamo la atencion hace pocos dias al visitar el cementerio, es que a las tumbas les ponen unas piedras o cantos rodados sobre el cabezal... sabes algo de eso?
    Un abrazo.
    El Tordillo

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  3. Guille:
    Toda raba
    Nelly Ester

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